La naturaleza by Lucrecio

La naturaleza by Lucrecio

autor:Lucrecio [Lucrecio]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Filosofía
editor: ePubLibre
publicado: 0059-01-01T00:00:00+00:00


El gusto

A esto de cómo percibimos los jugos 615 con lengua y paladar, pues por sí requiere algo más de razonamiento, mayor atención habrás de ponerle. De entrada, percibimos los jugos en la boca, cuando al masticar estrujamos la comida, como si alguien acaso estrujara una esponja llena de agua, dejándola a la fuerza seca; lo que de ahí hemos estrujado se reparte todo 620 por los enrejados del paladar y por los retorcidos poros de la mullida lengua; y así, cuando son lisos los cuerpos de los jugos irrigadores, rozan con suavidad y con suavidad palpan todas las cavidades que en torno a la lengua resudan humedecidas; y por el contrario punzan el sentido y al asalto lo 625 lastiman cuanto más retorcido en su aspereza es cada uno. Tenemos luego que llega el deleite desde el jugo hasta el propio paladar; pero cuando ya se lanza garganta abajo, no hay deleite ninguno, al tiempo que se reparte entre los órganos; y nada importa con qué comida se alimente al cuerpo, con tal de que lo que tomes, una vez digerido, puedas 630 repartirlo entre los órganos y mantener uniforme la marcha del vientre[27].

Ahora explicaré cómo para unos un alimento es bueno y otro para otros, o por qué lo que para uno es agrio y desabrido, eso mismo puede a otro parecerle muy dulce sin embargo; y en esto hay tanta disparidad y desacuerdo que lo que para 635 uno es alimento para otro es recio veneno; ello es también como esa serpiente que cuando le cae saliva de hombre perece y mordiéndose ella sola se destroza[28]; de otra parte, para nosotros el baladre[29] es recio veneno, en tanto que a cabras y 640 codornices las ceba y engorda. Para que puedas conocer por qué cosas eso ocurre, conviene de antemano recordar lo que antes dijimos: que en las cosas se encierran simientes entremezcladas de muchos modos; todos y cada uno de los animales, además, que toman comida, tal como son desiguales y 645 la factura externa de sus miembros los delimita según razas, también por ello están hechos de simientes y se muestran diversos en su configuración; pues si además las simientes son distintas, es forzoso que difieran los entresijos y canales, que denominamos poros, en todos los miembros y también en la 650 boca y el paladar propiamente; y es que algunos[30] tendrá que haber más chicos o más grandes, los habrá triangulares por fuerza para unas cosas, cuadrados para otras, muchos redondeados, algunos muy desiguales y angulosos; pues, según lo exigen la razón de las configuraciones y sus movimientos, 655 tendrán asimismo que diferenciarse las configuraciones de los poros y diversificarse los canales, tal como también su trabazón obliga. Y así, cuando lo que para uno es dulce se vuelve amargo para otro, para aquel que siente lo dulce cuerpos muy lisos deben atravesar acariciadoramente las rejillas de su 660 paladar; y, al contrario, quienes encuentran esa misma cosa amarga, es claro que cuerpos rugosos y ganchudos se adentran por sus gargantas.



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